lunes, mayo 17, 2010

anoche hubo fuego

Anoche sobraron llamas, y la gente se quedó en la calle. Fue en el cerro santa ana, en la parte que no conocemos, de la que no se habla, la parte que no ha sido maquillada en las veinte cuadras reconocidas como "hermana república de Guayaquil". Quien llega por allá encontrará a gente común y corriente, sin maquillaje ni poses. Gente que vive el día subiendo y bajando escaleras, cuidándose de no dañar la fachada con su idiosincracia, su caña guadúa, su caña manabita, los chanchitos, las gallinas, sus zapatillas y pantalonetas rotas, sus minifaldas y "chorcitos", su pecho al aire porque hace calor.
 
Y son ellos quienes al final se quedan en la calle, y a pesar de haberlo perdido todo, se sienten bendecidos de no haber perdido a nadie. Los otros, los que se quedan, seguirán con sus vidas regeneradas, viendo en el camino los anuncios multicolores, los precios prohibitivos por una pinche biela, las gringas locas, las artesanías para turistas, la música que no entienden, y las guayacas buenas e inalcanzables. 


Los poemas a continuación son de selección natural.

2006 AD 
Este lugar no es el mismo 
y no porque esté tan in y elegante 
con su árbol millonario sus colores estándar sus cafés sus karaokes su charm globalizado su glamour apariencial 
no me refiero a la ausencia de fantasmas 
es por tu sonrisa 
necesaria ahora que no estás 
es por tus gestos tus vaivenes 
que irradiaban esa magia 
verdaderamente imprescindible

  

MALECÓN 2000 
No besar 
ni oler a sexo 
No beber el perfume de tu nuca 
mucho menos 
rozar la perfección de tus caderas 
matemos la magia 
y ahoguemos el instinto 
pues hay niños presentes 
Lo que sí podemos es 
avisar si vienen 
con su botella de cola 
o inhalando pegamento 
sin zapatos sin sueños 
a invadir este lugar 
deslucirlo 
como si fuera su tierra prometida

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