Antes que nada, reitero que quienes faltaron al evento, o no llevaron regalito, padecerán la maldición del payaso entre el 22 de diciembre y el 6 de enero.
La organizadora oficial del evento fue la musa inspiradora, pero luego involucró a katty, quien se enteró de su responsabilidad recién cuando llegó a la fiestita.
Como es habitual, las invitaciones fueron entregadas con algo más de doce horas de antelación, y muchos pensaron que se trataba de otra inocentada.
Esta foto es de otra fiesta.
Lo bueno es que llevaron hartos regalos. lo malo es que nadie llevó regalos para el papashote.
Lo bueno es que no se pusieron belicosas con el trago. Lo malo es que me tocó comprar el trago.
Lo bueno es que al fín dejará la blanqui de pedir beibicháguer. Lo malo es que mi madre ya empezó a hablar de matricidio.
No se entera de que ya no hay
limbo.
Como era de esperarse, no hubo juegos. No porque me parezca estúpido ver a un montón de locas tratando de beberse una mamila en menos de un minuto, o porque sea interesante ver cómo le cambian de pañal a un muñeco, sino porque la organizadora optó por dedicarse solamente a tomar fotos, y
ni siquiera le preguntó a google cómo diablos se organiza un beibicháguer.
Fue mejor así, ya que la fiesta se terminó pronto, sin mayores desgracias que lamentar, harrrrtos regalos para la bebita cuyo nombre aún está pendiente, y con la satisfacción de que todas las ratas todas padecerán la maldición del payaso muy pronto.
El beibicháguer estuvo tan entretenido que la gente se la pasó leyendo unos libros bacansísimos que encontraron en la sala.
No los culpo, sobre todo si tomamos en cuenta que mis puemitas son recomendados en caso de frigidez.
No hay suficientes fotos del evento debido a que la whenducha se dedicó a tomar las fotos.
lo suyo no es la fotografía.