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Lo que nadie quiere recordar por cuestión de conveniencias, es que en el siglo IV D.C. hubo un viejito pervertido llamado Nicholas Gaygunson, quien daba regalos a los niños pobres y se los llevaba luego a su casa para disfrazarlos con pantaloncillos apretados y sombreritos puntudos que tenían cascabeles para saber siempre dónde andaban.
Cuando el viejo abusaba de esos peladitos, les halaba las orejas. De paso, no los alimentaba bien, así que parecían duendes, criaturas extrañas pertenecientes a viejos mitos traídos de otras tierras, que mantenían a toda la región en zozobra. Al viejo Nicholas le bastaba sacar a los niñitos a correr un rato en las cercanías de algún pueblito, y con eso mantenía viva la leyenda, manteniendo alejados a los curiosos, e incluso a los representantes de la ley.
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La táctica del viejo Nicholas para evitar sospechas era simple: enviaba a los humildes padres de los peladitos a tomarse vacaciones de fin de semana en algún lugar lejano. Éstos dejaban la puerta abierta, y en la noche, aparecía el viejito pervertido vestido de rojo (es bien sabido que ese es el color de la pasión en esos territorios), y les dejaba regalos para las niñas que habían sido buenas, mientras que a los niños, los interrogaba hasta que lograba sacar alguna falla que le evitara darles regalos, y los hiciera acreedores a un castigo en el que tenían la posibilidad de reivindicarse: tenían que acompañarlo a envolver los juguetes a su castillo en una montaña mientras aprendían a ser buenos muchachos.
Cuando el escándalo se hizo mayor, Nicholas tuvo que abandonar su hogar y se trasladó a Inglaterra, donde el clima permitía en ciertas épocas de año vestir solamente con ropa de cuero.
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Simplemente buscaba adolescentes que se quisieran ganar unas cuantas monedas, los vestía con un calzoncillo de cuero y una máscara, y los encerraba en una mazmorra para encadenarlos y darles latigazos hasta que el trasero les quedara del color de la pasión.
Con el tiempo, algunos de esos peladitos llegaron a tener algo de dinero, y siguieron el ejemplo.
Finalmente, por eso de la equidad de género, empezaron a aceptar mujeres, que como todo el mundo sabe, son más débiles cuando se trata de dar latigazos, pero son mucho más gritonas cuando les toca recibir.
Asegura tu lugar en el paraíso
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1 comentario:
supongo entonces q la roja nariz de rodolfo se explica por prácticas de animalismo...
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