Durante el primer día, a partir de una broma, me tomé una foto frente a tres cajas de fusibles y dije que esa era mi obra. Para continuar con la broma, esbocé un sustento teórico, que luego desarrollé. En la noche de la primera jornada, imprimí un texto y lo pegué junto a los fusibles. A partir del día siguiente, invité a profesores y compañeros a ver mi "obra".
El texto dice:
Invasión: el infiltrado/el forastero/el que se queda
Rafael Méndez Meneses
Tríptico
Ready made
Acercamiento transdisciplinario que bordea la relación de apropiación del espacio público dentro de un evento que, desde la poética y práctica difusa, a su vez constituye una apropiación del espacio público.
La materialidad del proyecto bordea los límites del tríptico, "el infiltrado", convoca al debate sobre la presencia del cuerpo en un escenario restringido.
"Invasión" no formó parte de la curaduría de Se alquila/Público. Su presencia como obra de arte estará supeditada a la eventual decisión de los organizadores de mantenerla como parte del proyecto o descartarla.
La segunda parte del tríptico, "El forastero", invita a reflexionar sobre la materialización del progreso en el edificio patrimonial que alberga la muestra. El sistema de cableado constituye una invasión necesaria para mantener la vigencia de la estructura en la que hace falta prender lámparas.
"El que se queda" es el tercer componente del tríptico. Es un recordatorio de que, una vez terminada la exposición, el ready made podría recuperar su rol original, así que se invita a reflexionar sobre la permanencia de la obra como objeto de arte.
Si se lee la obra al revés, puede constituir una reflexión sobre la desobediencia de escribir un comentario normado.
En general la primera reacción de quienes vieron la obra fue de incredulidad: no creían que yo tuviera una obra en Se Alquila. Luego, al primer vistazo, la incredulidad parecía confirmarse, pero al leer el texto, la expresión de los espectadores variaba poco a poco. Revisaban el texto, reflexionaban sobre la obra y finalmente, manifestaban concordancia con las ideas planteadas.
El acto de ver la obra se daba entre risas, bromas y comentarios de algunos artistas, profesores y los organizadores del evento, que encomiaban el sustento teórico propuesto, situación que generó curiosidad del público.
A los organizadores les gustó la obra y la forma en que se la integró a Se Alquila.
Algunos artistas consideraron que no era una verdadera obra de arte por el hecho de que yo, como autor, nunca la toqué, pero ese es otro elemento de debate y reflexión.
Al día siguiente, participé en la mesa de reflexión sobre arte urbano y mi reflexión fue sobre la incoherencia política de defender la propiedad privada y permitir que el poder impida decidir sobre el uso de la propiedad privada para autorizar arte urbano en los muros propios.
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