lunes, marzo 23, 2009

¿Por qué no debate Nebot?

No nos será difícil coincidir en los importantes beneficios que reporta a toda sociedad la práctica de la democracia deliberativa. Como destacó el filósofo argentino Carlos Santiago Nino: “la amplitud y la libertad en la discusión, la participación de la mayor cantidad de gente con intereses contrapuestos y el consenso unánime entre los participantes, o su sucedáneo más próximo que es el acuerdo mayoritario, maximizan la satisfacción parcial de las exigencias, implícitas en el discurso moral, de imparcialidad, racionalidad, conocimiento y unanimidad”. La defensa de esos valores es vital para la vigencia de una auténtica sociedad democrática, añado yo.

Tampoco nos será difícil coincidir en las evidentes deficiencias de la aplicación de esta concepción de la democracia en la arena política local. No es improbable, asimismo, que uno de los casos más alarmantes de dicha deficiencia sea la Alcaldía de Guayaquil que comanda el Alcalde Jaime Nebot. Lo digo, porque es de sobra conocida la aversión de Nebot por la participación de los ciudadanos en la discusión de la política y la obra pública que él realiza en la ciudad, la que puede ejemplificarse con aquella triste frase de su propia cosecha, “yo digo y si quieren, ustedes escuchan”. La idea de participación de Nebot se acota a que si él triunfa en una elección y la gente aprueba su plan de trabajo, y permítaseme decirlo en la excluyente primera persona de su singular, “no tengo que consultar de nuevo, si alguno no le gusta, ese está en la minoría”. Con esas palabras, Nebot ignora que lo democrático no es participar en una elección cada cuatro años, sino participar en todo lo que suceda durante esos cuatro años entre elección y elección, y que todos los ciudadanos (estemos en la mayoría o en la minoría) tenemos el legítimo derecho a hacerlo.

Una reciente demostración de su aversión a la democracia deliberativa es su negativa a debatir con la única candidata seria a disputarle la Alcaldía, María de los Ángeles Duarte. Jaime Nebot es un político de experiencia que continuamente le recuerda a quien se lo pregunte la enorme obra pública que ha desarrollado en sus ocho años en cabeza de la Alcaldía de Guayaquil, al amparo de ideas-fuerza tales como libertad, autonomía y trabajo. Si tiene experiencia y un sólido y honesto trabajo que lo respalda, pues no se entienden las razones de Nebot para no querer debatir con María de los Ángeles Duarte. O, de veras, la única razón que puede ofrecerse es su tradicional aversión a la discusión pública de ideas que nos interesen a todos. (Imagino tan estúpido como ofensivo el argumento de que María de los Ángeles Duarte es poca cosa para debatir con él: porque si lo es, ¿por qué no debatir?).

Finalmente, un hecho no menor: la prensa local, que suele criticar la ausencia de mecanismos de participación y de oportunidades de debate crítico, poco o nada ha dicho sobre este particular. Ese mutis nos revela algo; algo, acaso, de lo que debamos avergonzarnos.

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