Siempre y cuando no se vaya por allá a trabajar.
En cuanto llegamos, el amable clima me hizo avisorar un viaje colmado de aventuras emocionantes y contacto directo con la pacha mamma. Antes de llegar a Puerto Ayora, el guía nos dijo: "miren, allí están Los gemelos, un par de cráteres volcánicos bacansísimos"
De no haber una lluvia torrencial, tal vez habría podido dar la razón a ronnie.
Fui a cubrir el lanzamiento de un programa social de una empresa de cruceros. Esos manes van a becar a los dos mejores colegiales galapaqueños pa que estudien en la San Francisco. Además le van a dar $15000 a los dos colegios de los que van a salir esos estudiantes, y van a aportar con $50000 para la comunidac. Creo que en total, piensan darle a galápagos unos 200 mil dólares.
Sólo les faltó anunciar importantes inversiones publicitarias en la Revista Punto Azul.
Como el evento terminó algo tarde, y de paso, fui con 12 dolaritos a las islas (la mitad se me fue en el pago de la tasa de entrada al parque), se me complicó la visita a ver a las foquitas.
la única ave que pude fotografiar fue este piquero de patas azules mientras caminaba por el malecón de puerto ayora entre los piropos de las gringas locas que me seguían (in my dreams). Luego me dio pereza y me fui a dormir.
Fue una sorpresa agradable cuando me dijeron que me iban a hospedar en el hotel "red boobies". Lo primero que se me vino a la mente fue esto:
Pero el nombre se debía a los piqueros de patas rojas, conocidos por los gringos como "red boobies". Al día siguiente, me levantaron a las 7 de la madrugada para irnos de crucero.
Pero antes, encontramos aceite en el agua, y eso me hizo recordar lo del jéssica.
el manuel ignacio comentó que este viaje me lo habían gestionado precisamente a mí por un post que escribí hace tiempo acerca de uno de sus artículos en el mayor diario nacional.
En el expedition tuve la oportunidad de fotografiar a la única tortuga que pude ver en galápagos:
Después de desayunar, nos fuimos al aeropuerto, mientras el capitán del Expedition preguntaba a gritos: "¿alguno de ustedes ha visto mi gorra?". Por cierto, como buen marinero, el capitán era oriundo de cotopaxi.
De regreso, el clima estaba mejor, así que pudimos admirar la exuberante vegetación, que tanta fama le ha dado a las islas.
También encontramos restos de una cultura primitiva que habitó las islas hace muchísimo tiempo.
Me quedé al segundo vuelo con la esperanza de que un giro del destino me permitiera conseguir algo de dinero para quedarme, pero la suerte estaba en mi contra y a favor de la blanqui. Me regresé nomás en el segundo y último vuelo, en el que las aeromozas nos mostraron la revista duty free, en la que podíamos comprar cosas sin pagar impuestos.
Sospecho que los precios son peores que en la bahía, pero eso es una buena noticia para quien haya considerado darme la grabadora mp3 que tanto necesito para extorsionar a quienes ingenuamente me cuenten sus secretos.
Noté que la gente que diseñó los documentos del avión no habla muy buen español que digamos.
Lo triste del asunto es que esa documentación fue aprobada por la dirección general de aviación (o algo así). Eso sí, los ruidos que hacía el avión me hizo recordar que hay que añadir en la lista de regalos que quiero por mi cumple: todos los capítulos de "Lost" y una navaja suiza.
¿la moraleja de esta historia?
demórate en entregar un artículo, raya algún artículo de un famoso articulista de el universo, olvida la billetera en la casa, y tendrás unas excelentes vacaciones en galápagos.
Asegura tu lugar en el paraíso
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