sábado, marzo 19, 2011

Toros

 Fui un par de veces a ver corridas de toros. Percibí que la gente iba más por la novelería, para ver a las modelos y el show artístico, para tener la oportunidad de disparar al aire, y porque era otra excusa para tomarse unas cervezas. Cuando estaba en Quimera, los Ecoclubes ayudaron a la gente que se opuso a la organización de corridas de toros en Guayaquil.
En esa época, conocí a algunos de los que se oponían a eso, y todos coincidían en que era terrible ver la ética trucha con que se trataba al animal.
El lema en esos tiempos era "La tortura, ni arte, ni cultura".
Lograron evitar las corridas en Guayaquil con estrategias pequeñas como la prohibición del consumo de bebidas alcohólicas. Algunas iniciativas parecían estériles, pero se avanzaba de a poco. En Quito, el código de niñez y adolescencia sirvió para evitar el ingreso de menores.
Cuando el presidente anunció que había decidido escuchar a los grupos antitaurinos, e incluyó la pregunta sobre los toros. En su mensaje navideño dijo que “Vamos a desterrar toda forma de tortura, maltratar a un animal también es violencia, pero también existe la violencia estructural que esa también debemos desterrar”.
Incluso pidió disculpas "por no tomar ciertas decisiones antes, tal vez, por falta de valor, por no echarnos en contra de la burguesía". En esa época, las corridas de toros eran un tema de seguridad y no violencia. Afirmó que se la estaba jugando por los jóvenes y por algo en lo que creemos.
La burguesía quiteña salió a marchar, y tuvo una amplia cobertura de los medios de comunicación, además del apoyo de algunos guayacos y de los taurinos de Ambato.
Anunciaron una fuerte campaña por el "NO" en la consulta popular, y empezaron a organizarse junto con los galleros, que también se verían perjudicados. Se dice que 8 de cada 10 mueren en combate porque no resisten la tortura.
Los de la Ruptura se barajaron del Gobierno, y una de las estrategias del Presidente fue minimizar sus razones, argumentando que Juan Sebastián Roldán es torero, y por eso se oponía a la consulta. Roldán no era el único defensor de las corridas de toros. El Vicepresidente Lenín Moreno también la defendía como espectáculo, pero oponiéndose a la muerte del toro. Según el vicepresidente, solo la muerte del toro era "esa parte molesta, inclusive sádica en que se pincha al toro y se convierte en una masacre al animal y un pésimo espectáculo estético inclusive para los aficionados". Según él, el resto de la tortura es "mucho arte".
El presidente empezó a decir que las torturas de toros no se iban a abolir, sino la matanza, como pasaba en Portugal, donde no se mata al toro en la plaza. El discurso había cambiado, y se ha posisionado el debate sobre la muerte del animal, y no sobre la tortura, ese maltrato al aninal que también es una forma de violencia.
Ese atentado a la pacha mama, que no se da solo con la muerte del animal, sino también con la tortura, porque martirizar animales también es un "espectáculo atroz".
Y que quede claro, las corridas de toros en Portugal, conocidas como Touradas, sí son violentas, y sí martirizan a los toros y a los caballos (que no tienen protección) en ellas:
"En primer lugar el torero clava una bandarilha especial (palo con una punta parecida a un arpón) que se rompe al impacto y deja el final metálico clavado en el toro mientras que la parte de madera se queda con el jinete y ahora revela una pequeña bandera que es usada para provocar al toro a perseguir al caballo. Entonces, varias bandarilhas (a menudo 6 o más), similares a las banderillas usadas en las corridas de toros al estilo español (un poco más largas), también se clavan en la espalda del toro, para producir dolor y pérdida de sangre."
Incluso en Portugal, ya se está empezando a prohibir las touradas debido a que la gente ya no permite las torturas a los animales, tanto los toros como los caballos.
He conversado con algunos activistas antitaurinos. Y ellos están a favor del "SÍ" en la consulta sobre los toros. No porque estén de acuerdo con la pregunta, sino porque "es lo que hay". Son pacientes, y han avanzado de a poco en estos años. Saben que el triunfo del "SÍ", no es la estocada final (en las tauradas, se tortura a toros y caballos), pero les permitirá avanzar en su objetivo de tener un país libre de corridas de toros, como les ofrecieron desde el principio.
Argumentan dos cosas: que los taurinos son tan violentos, que no les va a interesar una corrida si no hay muerte del animal con el tradicional corte de rabo y orejas. También dicen que no hay tradición de tauradas en Ecuador, que son otra cosa.
Acá no hay "Forcados", ni "Cavaleiros", y tomaría mucho tiempo acostumbrar a la gente a eso, sobre todo porque los taurinos defienden las corridas como un asunto de tradiciones y cultura. Eso me recuerda los llantos guayacos cuando se provincializó Santa Elena. Decían que nunca más iban a poner sus pies allí, y el juramento no les duró ni un feriado.
Al principio, envió la siguiente pregunta: "¿Está usted de acuerdo en prohibir, en su respectiva jurisdicción cantonal, los espectáculos públicos donde se mate animales?", pero esa pregunta fue cambiada por la Corte Constitucional, y ahora dice:
3.¿Está usted de acuerdo que en el cantón de su domicilio se prohíba los espectáculos que tengan como finalidad dar muerte al animal?
En lo personal, veo que gane el "SÍ" o el "NO", las torturas seguirán. En el mejor de los casos, se extenderán ahora a los caballos. Tener un pequeño avance con una consulta que va a incluir a toda la población habilitada para votar me parece un desperdicio. Pero la consideración más importante es que hubo un cambio de discurso (a pesar de que sigue diciendo que se trata de una barbarie).
Los jóvenes pedían terminar con la tortura. El Presidente dijo que se la iba a jugar por ellos, pero luego retrocedió y ante la modificación de la pregunta por parte de la Corte Constitucional, evita decir que seguirán las torturas a los toros, con la condición de que no se mate al toro en la plaza. Así, todo el mundo contento.
Al principio, cuando se hablaba de abolir las corridas de toros en una consulta popular, dije que iba a votar SÍ en el tema de los toros, pero luego me di cuenta de que no iba a cambiar nada con respecto a las torturas. Quiero ser coherente con lo que pienso, pero sin caer en el absurdo de los taurinos, que para desviar el debate, exigen a los antitaurinos una vida franciscana para que tengan el derecho a defender a los toros. Se la pasan hablando de la tortura de los animales en el camal, como si el faenamiento fuera un espectáculo público.
La pregunta sobre la muerte de animales en espectáculos públicos no evitará la tortura.
Por eso, a esta le daré por el "NULO".

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