¿Quién le pone el cascabel al gato?
La persona que se acerque a la Comisión de Control Cívico de la Corrupción y pida una Veeduría al gasto publicitario que hizo el Gobierno Nacional para sabotear la marcha por la democracia, recibirá del suscrito nada menos que una copia AUTOGRAFIADA de mi libro “Principio de caos jamás acaecido”
Fuera de Guayaquil, a mi mail. Para más info del libro, visitad mi homepage (algún día será actualizada esa nota)
“adelante dictador adelante”
Alvarito se quedó con las ganas de marchar en Quito
El alvarito quería encabezar la contramarcha para poder decir su nueva frase: “adelante borreguitos adelante…”, pero los asesores del lucio le sugirieron que no fuera, ya que en su discurso, el dictador se iba a dedicar a insultar a los oligarcas, acusándolos de corruptos y miserables.
El problema no era que pudiera ofender al alvarito (si no tuvo vergüenza para propiciar tantas inconstitucionalidades como la corte de facto, menos le va a importar la verborrea de ningún títere), sino que la gente que fue contratada para contramarchar no sabía para qué mismo iba, y si hablaban de oligarcas, corruptos y miserables; podrían terminar linchándolo al alvarito sin querer queriendo.
Otros que tuvieron que agachar la cabeza fueron el presi de la corte de facto y el víctor Hugo, ya que el dictador dijo también que la marcha por la democracia había sido financiada por los deudores de la AGD.
Legitimidad
No es sólo una cuestión de actitud
El verdadero liderazgo no es algo que se legitime con bailes, amenazas, insultos, engaños, autoengaños, compra de conciencia, etc. Mujeres humildes como María Morocho y Guillermina Gualotuña tuvieron que dejar su trabajo para asistir a la contramarcha (no las dejaron ver los comerciales pagados con nuestro dinero, así que no sabían que al marchar, estaban perdiendo su tiempo, perjudicando a los guaguas).
El liderazgo, la legitimidad son cosas que uno se gana, no son fáciles de esconder. La opinión pública tiene muy claro que quienes marcharon del lado de sociedad patriótica tienen una representatividad cuestionada, ya que no lo hicieron por su convicción personal, sino porque estaban recibiendo algo a cambio, y eso no lo pueden negar. No se puede tapar el sol con un dedo
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