El ojo
Morbo espectral
En realidad, ya estoy acostumbrado, pero a veces olvido que el foco del corredor tiene un sensor de movimiento, y se apaga casi enseguida dejándome siempre a oscuras mientras espero el ascensor. Pero sucede que justo esta mañana, el ascensor se demoró más de lo normal, y eso me dio tiempo para ponerme a pensar en la inmortalidad del cangrejo. En realidad estaba fantaseando un rato con la luciana salazar, pero eso es lo que hace todo el mundo cuando está esperando el ascensor en la más absoluta oscuridad.
Esa es una forma de olvidarme de la silueta de una muchacha que pareciera estar esperando en el segundo piso, pero nunca se detiene el ascensor. Me llama la atención el hecho de que siempre parece estar vestida con una blusa blanca, falda roja y zapatillas.
En fin, el punto es que al llegar el ascensor, abrí la puerta, y sentí un frío que me llegó a lo más profundo de los huesos (viendo el asunto en retrospectiva, como que no fue tan difícil que el aire llegara a lo más profundo de los huesos. Gracias a la superdieta y a jornadas maratónicas en el gym, toy recuperando la forma (de alambre) que me caracterizaba en mis años mozos). Entré dándome un abrazo para calentarme un poquito, y cuando caí en cuenta del ruido que hace la puerta cuando no se la cierra con cuidado, me pegué un vare, ya que no hizo ningún ruido esta vez, cosa que me habría preocupado si no hubiera estado pensando en lo frío y solitario que estaba el lugar.
Entonces fue cuando me acordé de una de las películas más aburridas que me había visto en los últimos meses. En realidad, todas las películas de terror que he visto son aburridas (como no tengo sentimientos, me asusto más mirándome en el espejo que con una de esas “películas” de terror), pero me ha tocado comprar hartas por que a la blanqui le gustan mucho, ya que le parecen muy románticas (sin comentarios).
Recordé la parte en que se queda la protagonista en el ascensor, junto a un fantasma que se le acerca por la espalda, hasta que la china esa puede sentir su presencia. Cómo no iba a recordar esa parte, si además del aire frío, de pronto sentí que alguien está detrás de mi, se me acerca, me besa la oreja, y como si fuera poco, me agarra el trasero.
Supuse que alguna muchacha se suicidó hace años en el edificio al no ser correspondida en su amor, y debido a eso está condenada a vagar por el edificio hasta encontrar a un chico guapo a quien seducir, y no podía culparla por ponerse morbosa conmigo… pero igual estaba paniqueado, así que pegué un grito aterrador que se escuchó hasta el terruñito, mientras trataba de abrir la puerta desesperadamente. Afortunadamente, el hecho ocurrió cuando estaba llegando a la planta baja, así que me abrí la puerta con violencia y caí de bruces, rodando por las escaleras.
Entonces escuché una voz femenina que provenía del ascensor, pero se me hizo familiar.
Era la blanqui.
Como últimamente ando distraído, me olvidé de que andaba con ella desde el momento en que cerré la puerta y me enfrenté a la oscuridad del corredor. Fue por eso que no escuché la puerta cerrarse.
Me hizo un escándalo por que era la primera vez que trataba de pasarse de lista conmigo en un ascensor, y en primera instancia no entendía por qué en vez de aprovechar la situación, yo traté de huir despavorido.
Como ya está acostumbrada a mis estupideces, me creyó el cuento, pero igual me puso el ojo morado por andar olvidándome de que andaba con ella.
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