viernes, enero 28, 2005

Fui a tomar fotos en churute

Ayer me fui a tomar fotos de Churute para la primera edición de la revista que estoy dirigiendo.

Desde hace tiempo que no estamos tomando fotos turísticas para La Noticia, así que estoy oxidándome en este dato. La primera burrada fue que cuando había subido casi la mitad del cerro que está frente a la laguna, para tomar una panorámica, me di cuenta de que había olvidado la cámara, el repelente para mosquitos y el agua en la mochila.

Bajé y subí de nuevo el fkng cerro, y dos horas después, en el mirador, pude tomar el par de fotos que necesitaba. Cuando había bajado la mitad del cerro, descubrí que en el mirador había olvidado el estuche de la cámara digital, pero eso fue bueno, ya que me encontré con una pandilla de ardillas que se pusieron a posar para la foto. los animales del cerro se rayaron, y empezaron a aparecerse por todos lados (ya me parecía a San Francisco de Asís). Lo que pasa es que al percibir mis buenas vibraciones, se acercaron nomás (goldenboy).

En todo caso, el descanso que me tomé con la sesión fotográfica me afectó y ya estaba cansado antes de llegar a la mitad del trayecto. Es extraño, ya que por el hecho de estar en forma (de alambre), debería resistir muy bien una caminata o una escalada. En todo caso, el asunto no me preocupa mucho. Soy bonito y sexy, así que no necesito estar tuco; de todos modos, las muchachas me piropean cuando salgo a trotar en lycra.

Buee
después me fui a la laguna "El Canclón", llamada así por el ave que habita en ese lugar (el nombre se debe al sonido que hace dicha ave) Allá tomé unas cuantas fotos como pude. El maldito canclón no se aparecía por ningún lugar. Finalmente ví un par a lo lejos.

Como no llevé trípode, probablemente las fotos salieron mal (veremos cómo está mi pulso), pero pude tomar unas cuantas con mucho esfuerzo, ya que los mosquitos allá son bien alevosos, a uno lo llevan en peso (nota mental, la próxima, llevar 1 ancla).

Después de perder casi media pinta de sangre (la mitad de mi peso corporal) tomé unas muy buenas fotos del atardecer con la cámara digital, pero como soy bestia, las borré por error cuanto trataba de tomar otras fotos del letrero de la reserva (también borré por error las fotos del letrero).

Llegué a guayaquil apestoso (como siempre), flaco, ojeroso, y cansado; necesitando de urgencia una masajista (buena), pero con la satisfacción del deber cumpl...
a no, cierto, las fotos que pude sacar del canclón no sirvieron, ya que por culpa de los mosquitos, la cámara se movía demasiado y tendré que regresar a alimentar mosquitos otro día.

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