un día normal en la oficina del Eduardo
historias personales
Eduardo: oe, mira lo que publicaron en El Telégrafo
Asesor del Eduardo: Vesa nota... no te preocupes oe, lo que hay que hacer es....
Eduardo: tranquilo loco, ya me hice cargo. Mira, le envié una carta al Telégrafo. La publican este domingo.
Asesor del Eduardo: deja ver.... oe... ¿qué no te he dicho que las cartas abiertas las tenemos que revisar tus asesores? ¿cómo le vas a enviar esta nota oe?
Eduardo: ¿y qué tiene de malo? Con esta carta quedo como un bacán. Mira nomás el final lapidario que le puse...
Asesor del Eduardo: sí, cómo no, a no ser que te quieran rebatir en esto, esto, esto, esto y esto.
Eduardo: ¿y cómo va a rebatir?
Asesor del Eduardo (perdiendo la paciencia): ¿no ves que le estás dando la razón? Ojala que no se le ocurra responder al que escribió la carta, se ve que es pilas ese man.
Eduardo: pero si no es más que un blogger...
Asesor del Eduardo: sí, pero no quisiera que el dinero usado para la precampaña se desperdicie por un simple blogger.
Eduardo: por cierto, ¿qué se cuenta la rubia?
Asesor del Eduardo: Que si no prefieres ir por la diputación nomás, pa que te foguees y vayas a la presidencia el próximo año. Parece que la nota de El Telégrafo causó efectos inesperados (nadie esperaba que alguien fuera a leer esa nota)
Eduardo: Qué te pasa!!!! ¿y los records? ¿y los conciertos? ¿y las apariciones en prensa y tv? ¿y ahora qué hacemos?
Asesor del Eduardo: por lo pronto, cancelé el concurso de atracones
Eduardo: ¿y qué hacemos ahora con los cuartos traseros de pollo?
Asesor del Eduardo: no sé oe, vos eres el genio. Esperemos que no haya tomado muchas fotos del concierto. Entré a su blog, y creo que ya sé por dónde nos puede estar rayando.
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